miércoles, 19 de enero de 2011

Vivir dependiendo de máquinas y líquidos.

Anoche, mi mujer y yo nos pusimos trascendentes. Estábamos sentados hablando de las muchas cosas de la vida, entre ellas de la muerte.

Estábamos hablando de la idea de vivir o morir, según en qué circunstancias y estado físico vivamos.

Le dije: “Nunca me dejes vivir cuando ésa vida sea dependiendo de máquinas y líquidos de una botella. Si me ves en ese estado, desenchufa los artefactos que me mantienen vivo, prefiero morir”.

Entonces ella se levantó, me miró asombrada, con cara de admiración... y la muy cabrona desenchufó el televisor, el ordenador, el móvil, la playstation y me quitó la cerveza, la ginebra y el whisky.

¡¡Qué hijaputa!!, ¡¡¡casi me muero!!!

domingo, 16 de enero de 2011

Dia 17 de Enero, San Antón.

Cuentan que al pobre Macario,
campesino bonachón,
le dieron por donación
de su tío Don Mariano,
un magnífico marrano
el día de San Antón.

Sin saber cómo matarlo,
preguntó en el vecindario
por un buen veterinario
que le diera información,
sobre cómo liquidarlo
y obtener mejor jamón.

Pero al ver cuánto costaba
casi se asusta Macario,
y el muy astuto pensó
que en cambio el señor Notario,
hombre de gran formación,
cobraba del público erario.

Y allí que se fue Macario,
con la mejor intención,
habló con el Notario,
y planteóle la cuestión.

Mencionó la donación
de su tío Don Mariano,
y que el problema primario
era su liquidación,
omitiendo, por respeto,
que en este caso, el objeto,
no era otro que un marrano.

Y así fue que el Notario supuso
que el objeto transferido,
pero de nombre omitido,
sería un inmueble en uso,
y empezó el malentendido.

Le informó, como es su oficio,
que para mejor liquidarlo
era bueno catastrarlo,
deslindarlo, registrarlo,
incluso inmatricularlo,
y que también, a su juicio,
podría autoliquidarlo
que resulta más frecuente,
pues tenía facultades que estimaba suficientes.

Macario quedó perplejo
ante tan sabio consejo,
aunque un poquito confuso
por las palabras en uso.
¡Cuántas cosas le habían dicho
que debía hacerle al bicho!

Pero sí grabó en su mente
de cazurro poco lerdo,
que antes de matar al cerdo
era, efectivamente,
muy importante castrarlo.

Siguió, pensando con tino,
que aún no faltando razones,
algo sí que le faltaba:
lo que al cerdo le sobraba
(y este verso lo elimino).

domingo, 9 de enero de 2011

La vieja profesora de órgano


Una señora que cumplía 80 años, muy admirada en la ciudad por ser la única profesora de órgano, recibe una llamada telefónica de su párroco, anunciándole que pasaría por su casa esa tarde para felicitarla por su octogésimo cumpleaños.

Cuando el sacerdote llega a la casa de la profesora, se da cuenta que sobre el órgano que tiene la mujer en la sala, hay un jarrón de vidrio lleno de agua con un condón flotando. El sacerdote queda muy sorprendido de lo que ve, pues la anciana era también conocida por su castidad, siendo además soltera, así que trata de disimular su asombro ante la anciana.

Luego de un rato hablando sobre todo lo que la mujer ha hecho en 80 años de vida, y después de haberse tomado dos cafés, el clérigo sigue atónito de ver el condón flotando en la jarra de vidrio. Al fin no puede aguantar más la incertidumbre y decide salir de su curiosidad, por lo que, con mucho tacto, le pregunta:

- Perdona, hija, pero, ¿me podrías explicar qué es eso? (señalando el jarrón).

- Ah, claro que sí, eso es algo maravilloso que me encontré hace veinte años. Recuerdo que paseando por el pueblo, de pronto vi un envoltorio en el suelo que decía en letras muy pequeñas: “Colóquese sobre el órgano, manténgase lubricado y húmedo, y le prevendrá de enfermedades”. Y desde entonces, no lo va a creer, pero ni resfriados he cogido...