jueves, 5 de mayo de 2011

La jubilación de Juan el cartero.

Después de 38 años de servicio repartiendo la correspondencia a diario en el mismo barrio, llegó el último día de trabajo para Juan, el cartero, antes de su jubilación.

Comenzó su último recorrido por la primera casa de siempre, y salió la familia entera a su encuentro, recibiéndolo con aplausos y felicitaciones.

En la segunda casa le regalaron una caja de puros con dedicatoria.

La familia de la tercera dirección le obsequió con un completísimo conjunto de utensilios de pesca, su afición favorita.

Y así siguió su reparto, despidiéndose de tantas y tantas personas conocidas que le estimaban y con las que había compartido tantas vivencias de todo tipo, hasta que llegó a la última casa de la manzana donde lo esperaba María, la joven y hermosísima dueña, con un camisón negro transparente. Ella le cogió de la mano, le metió dentro, cerró la puerta, subió con él lentamente las escaleras que llevaban a su dormitorio y le sentó en la cama. Con música romántica de fondo, le obsequió con un sensual streptease y luego le hizo el amor apasionada y desenfrenadamente.

Después de las dos mejores horas de sexo que Juan había experimentado jamás, bajaron las escaleras dirigiéndose a la cocina, donde ella le preparó un exquisito desayuno con tostadas, fruta, bollería y café.

Cuando Juan terminó de comer y cogió la taza de café, vio que bajo ésta había un billete de 20 euros.

-No tengo palabras para describir lo maravilloso que ha sido todo, pero.. ¿para qué son los 20 euros?

- Bueno, realmente ha sido todo idea de mi marido, porque anoche le comenté que hoy sería tu último día, y que debíamos hacer algo especial para ti. Mi marido dijo: ¡Dale 20 euros y que le follen! El desayuno ha sido idea mía.

1 comentario:

  1. Jejejeje, muy bueno, IMPER.

    Claro, ahora ya sabemos de dónde viene eso de que el cartero llame siempre dos veces. Empezó bien la jubilación, el tío.

    Un fuerte abrazo, genio del humor

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