domingo, 9 de enero de 2011

La vieja profesora de órgano


Una señora que cumplía 80 años, muy admirada en la ciudad por ser la única profesora de órgano, recibe una llamada telefónica de su párroco, anunciándole que pasaría por su casa esa tarde para felicitarla por su octogésimo cumpleaños.

Cuando el sacerdote llega a la casa de la profesora, se da cuenta que sobre el órgano que tiene la mujer en la sala, hay un jarrón de vidrio lleno de agua con un condón flotando. El sacerdote queda muy sorprendido de lo que ve, pues la anciana era también conocida por su castidad, siendo además soltera, así que trata de disimular su asombro ante la anciana.

Luego de un rato hablando sobre todo lo que la mujer ha hecho en 80 años de vida, y después de haberse tomado dos cafés, el clérigo sigue atónito de ver el condón flotando en la jarra de vidrio. Al fin no puede aguantar más la incertidumbre y decide salir de su curiosidad, por lo que, con mucho tacto, le pregunta:

- Perdona, hija, pero, ¿me podrías explicar qué es eso? (señalando el jarrón).

- Ah, claro que sí, eso es algo maravilloso que me encontré hace veinte años. Recuerdo que paseando por el pueblo, de pronto vi un envoltorio en el suelo que decía en letras muy pequeñas: “Colóquese sobre el órgano, manténgase lubricado y húmedo, y le prevendrá de enfermedades”. Y desde entonces, no lo va a creer, pero ni resfriados he cogido...

2 comentarios:

  1. Hola, Imper. Coño, nunca me acuerdo de hacer eos del condon, y qué bien me vendría para los ojos, los dientes y todo (resfriados no cojo porque vivo en un sitio muy sano, y ademas como estoy solo nadie me puede contagiar).
    Zapatero y sus mariachis se podrían poner el condón en la lengua, en vez de en el pulgar, porque cada vez que hablan...

    Un abrazo fuerte modelo UFA

    ResponderEliminar
  2. Hola, Imperter:

    Al principio había leído mal y creía que ponía 'la profesora de orgasmo', jajajaja. Luego ya he visto que era de órgano y vaya si hacía buen uso del condón: al menos para ese órgano le vino bien, aunque el párroco me da que se quedó boquiabierto y cariacontecido, como poco.

    Un fuerte abrazo, genio del humor

    ResponderEliminar